TRIPLETE...!!!!!-


Ganó el Barça y ganó el fútbol, el bueno, la apuesta generosa, la que no admite más truco que el balón, el juego solidario entendido como un sistema de ayudas y apoyos, un amigo en cada esquina y subvenciones al talento. Ganó el Barça en la ciudad que corona emperadores, venció con absoluta fi delidad a sí mismo, lanzando besos al aire y sumando voluntades porque no hay mejor proselitismo que la hermosura. Ganamos todos, que conste también, porque hay mucho de nuestra Selección en ese equipo y en líneas generales porque, más allá de los colores, nos gusta este invento inglés llamado fútbol.

El palmarés de la Copa de Europa, ayer disfrazada de Mesalina, no recogerá nunca los primeros minutos del partido, cuando el Manchester fue el amo, pero habrá que constatarlos en consideración a la historia y a la resaca rival. En el primer minuto, hace cien años ya, el Manchester acumulaba un disparo a puerta y una ocasión de gol. Cristiano Ronaldo botó una falta desde 30 metros con ese chut que le caracteriza, mitad folha seca y mitad picadura de serpiente. Es difícil decir cuántos problemas le causó a Valdés el balón y cuántos el miedo, la fama de esos cueros con dientes de piraña. El caso es que la pelota se escurrió de sus guantes como una trucha y Piqué impidió el remate de Park. Otro mundo se perdió en ese limbo.

A los seis minutos volvió a disparar Cristiano Ronaldo, otra vez desde lejos y otra vez con veneno de cobra. La acción confi rmaba el dominio absoluto del Manchester y la ausencia total del Barcelona. En la siguiente jugada, Cristiano, siempre Cristiano, controló un balón de fuego con el pecho y lo remató con la zurda. La pelota se perdió junto a un palo dejando un reguero de pánico.

Ya llega!!!


No hay mejor partido posible. El Barça- Manchester United es el partido perfecto para sentarse ante el televisor, relajadito y comenzar a babear. Los catalanes se llevan el mérito por su disposición, fidelidad a un estilo y la hermosura en su ejecución; por su amor al juego de toque y a la concepción de la práctica a ras del suelo; quieren completar un año de ensueño con el archisobado triplete; los ingleses por constancia, dureza, velocidad y la confi anza de ser el actual campeón. Los culés cuentan con Messi; los diablos, con Cristiano Ronaldo: dos tipos diferentes. Uno zurdo, otro diestro, que viven obsesionados en coronar y ganar enteros para el Balón de Oro.

Existe la sensación de que parte el Barça con cierta desventaja. Las ausencias por sanción de Alves y Abidal tienen más que preocupada a la hinchada barcelonesa, algo que a la vez ha reforzado la sobrada autoestima del colectivo de Sir Alex Ferguson, tan soñador como veterano, tan diablo como experto en este tipo de partidos. Sabe leerlas de maravilla. A él le faltará Fletcher.

El camino del Barça en la Champions fue larguísimo. Comenzó en agosto y acabará hoy. Tras la última y nefasta campaña de Frank Rijkaard como cabeza pensante de los azulgrana. Para llegar a la fase de grupos sólo les valía superar una previa. Y les tocó el Wisla. Desde entonces, los culés pusieron la directa y pasaron por encima de sus rivales en la liguilla (sólo el Shakhtar, en un partido intrascendente les giró la cara), en octavos (Olympique de Lyon), en cuartos (un vergonzoso Bayern) y en semifi nales al Chelsea, donde un derechazo de Iniesta en el descuento abrió las puertas al partido de esta noche.

campeones!!


Habrá quien diga que el Barcelona está adulterando el final de la Liga, poniendo en juego equipos como el de ayer. Habrá quien sostenga que está en su derecho, siempre y cuando se atenga a cumplir lo que marca el reglamento federativo. Ambas opiniones son respetables. Y hay un grupo de aficionados y demás gentes del fútbol a quienes les da igual: son los osasunistas. La victoria en el Camp Nou, nueve años después, permite al club navarro jugarse la semana que viene, en Pamplona, ante el Real Madrid (o lo que quede de él) su supervivencia en Primera División.

El Barça, mientras tanto, acudirá a la cita dorada de este año triunfal, a la final de la Champions League, único norte que guía sus pasos desde hace dos semanas, cuando matemáticamente se asguró el título de Liga. Sólo había un jugador del primer equipo motivado ante Osasuna: Samuel Etoo. Perseguido por Diego Forlán en la lucha por el Pichichi y la Bota de Oro, el camerunés gozó de una hora para seguir sumando goles. No lo consiguió, y ya en el banquillo se fue enterando de que Forlán, con un triplete en San Mamés, le hacía un sorpasso indeseable.

 
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